Olivia Pope, una heroína con una capa que nunca se le ensucia
Olivia Pope es el personaje principal de la serie de ABC, ‘Scandal’. Olivia o ‘Liv’, como la llaman sus conocidos, es una manejadora de crisis (fixer), que se dedica básicamente a solucionar graves problemas en los que están envueltos los poderosos del país, incluido el presidente de Estados Unidos.
Olivia es una mujer con una determinación envidiable, un poder de decisión increíble y una segura en sí misma como pocas veces he visto en la tele. Siempre tiene una respuesta para todo y pareciera que siempre acierta con sus soluciones.
Es bella, siempre está bien arreglada, y aunque nunca duerme o descansa, siempre luce radiante. Además se viste maravillosamente y usa tapados blancos que no se le ensucian por nada del mundo.
Y una cosa más: el Presidente de los Estados Unidos (en ficción, por supuesto), está enamorado de ella y es capaz de dejar su poderoso cargo para estar con Olivia, si ella se lo pide. Son amantes desde la campaña presidencial y Olivia ha sido su Directora de Prensa.
Personalmente no conozco a nadie así: una mujer que es capaz de entrar a la Casa Blanca y pegar dos gritos al Presidente y salir por la puerta como si nada. Que nunca esté agotada, a pesar de la tensión que genera trabajar con decisiones tan importantes y en especial, que nunca tenga una mancha de café o vino (que toma bastante) en sus fabulosos tapados.
Ella es capaz de decirle que “No” a un pedido del Presidente, no le tiene miedo a nadie y si no existe una tarea que ella no se sienta capaz llevarla adelante.
Olivia Pope tiene a su equipo de ayudantes, que se autodenominan ‘gladiadores’. Todos tienen un pasado oscuro pero todos les son extremadamente fiel a Olivia, porque ella los rescató uno a uno de sus miserias. Una mujer golpeada por su esposo, un ex agente del gobierno fugitivo convertido en homeless, y una chica acusada de asesinato múltiple son los gladiadores de Olivia Pope. Ellos simplemente hacen todo lo que ellas les dice, aunque a veces no entiendan siquiera qué está pasando.
El show está inspirado en la vida de Judy Smith, una mujer que trabajó durante el gobierno de George W. Bush. Smith no tuvo una vida escandalosa, pero sí ha ayudado a producir el show, con su experiencia en tiempos de crisis. Smith ha trabajado también con famosas figuras como Michael Vick, Kobe Bryant, y Monica Lewinsky.
Pero Olivia Pope, esta supermujer impecable, tiene momentos de tristeza y angustia, son los momentos en que está sola, en los que nadie la ve, en la que no tiene su capa de superwoman y en la que deja ver a los espectadores que es humana. Momentos en lo que deja claro que ser esta poderosa fixer que hace mucho dinero, también tiene un costo emocional bien caro.
Mujeres así, sí conozco. Son muchas las que le ponen la cara a todo y solo muestran sus emociones cuando nadie puede verlas, cuando ya, a puerta cerrada, pueden finalmente sacarse la máscara de persona que todo lo puede y que le encanta entregarse.
Con su fortaleza increíble y sus secretos insostenibles, Olivia Pope es ahora el personaje femenino que me tiene cautivada.
No es por su relación con el presidente, ni porque éste haya confesado su amor a gritos por ella. Sino que me atrae cómo ella se posiciona en el mundo del poder, con sus demandas y sus creencias. Y por supuesto, porque aún no puedo creer que jamás se ensucie.
Las dejo con frases que definen a Olivia Pope:
“Nosotros no bajamos los brazos”. (“We do not give up”)
“Yo soy muy buena, soy brillante” (I am good. I am brilliant)
Al presidente de Estados Unidos: “No soy un juguete que usas cuando estas aburrido, solo o caliente. No soy la chica que levanta hombres cuando se termina la película. No soy una fantasia, si quieres estar conmigo tienes que ganártelo, hasta entonces !esto está terminado!”